Vistas de página en total

martes, 16 de febrero de 2016

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un pez espada mal barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal morado y frito.
Francisco de Quevedo: